viernes, 15 de octubre de 2010

El agua. Miguel Arteche

No importa cuantos idiomas hablemos , o creamos hablar, tres, cinco, diez, etc. Lo que importa es encontrar interlocutores válidos. Un día de mi adolescencia pregunté a mi padre con cuántos amigos había hablado el mismo idioma. Y él me dijo que con muy pocos, pero que un amigo del alma con el que había conectado casi al cien por cien había sido Miguel Arteche. Todavía recuerdo los divertidos relatos de mi padre sobre las ocurrencias de Ignacio Arteche que por entonces era un niño también como mi hermana y como yo.

Miguel Arteche, extraordinario poeta chileno. Aquí les dejo con uno de los poemas que en mi casa eran favoritos, lo escribo de memoria, así que me disculpo si hay algún pequeño olvido :


El agua


A media noche desperté.
Toda la casa navegaba.
Era la lluvia con la lluvia
de la postrera madrugada.
Toda la casa era silencio,
y eran silencio las montañas
de aquella noche. No se oía
sino caer el agua.

Me vi despierto a medianoche
buscando a tientas la ventana;
pero en la casa y sobre el mundo
no había hermanos, madre, nada.

Y hacia el espacio oscuro y frío
y frío el barco caminaba
conmigo. ¿Quién movía
todas las velas solitarias?

Nadie me dijo que saliera.
Nadie me dijo que me entrara,
y adentro, adentro de mí mismo
me retiré: toda la casa

Me vio en el tiempo que yo fui,
y en el seré la vi lejana,
y ya no pude reclinar
mi juventud sobre la almohada.

A medianoche me busqué
mientras la casa navegaba.
Y sobre el mundo no se oyó
sino caer el agua.


Miguel Arteche

1 comentario:

  1. Es muy bonito, Verónica:
    Llueve sobre mojado
    "Y no se oyó sino caer el agua
    sobre mi piel mojada"
    Perdona la intromisión, pero se me ha venido

    ResponderEliminar