viernes, 27 de noviembre de 2009

Poetas muertos

EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS


Mandaron mensajeros,
globos sonda.
No fui.
Vinieron a embargarme,
y les tiré las letras a la cara.
De la A a la M,
de la M a la Z .
Les tiré las metáforas,
no las quería sin letras.
Con la casa vacía
tuve que fumigar.
Ese hedor asfixiante a nihilismo.
Me invitaron al baile,
era en el “Club de los poetas muertos”,
pero tenía el carné
tan lleno de graffitis
que no encontré lugar
a ningún zombie.


Verónica Pedemonte

Dulcinea en Manhattan

Premio Internacional Ciudad de Irún 2002

lunes, 23 de noviembre de 2009

Mary Shelley

Mary Wollstonecraft Godwin (Londres, 30 de agosto de 1797- 1 de febrero de 1851), conocida como Mary Shelley, fue una narradora, dramaturga, ensayista y biógrafa británica, reconocida sobre todo por ser la autora de la novela gótica Frankenstein o el Moderno Prometeo (1818). También editó y promocionó las obras de su esposo, el poeta romántico y filósofo Percy Bysshe Shelley.Su padre fue el filósofo político William Godwin y su madre la filósofa feminista Mary Wollstonecraft.

En 1814, Mary W. Godwin inició una relación sentimental con uno de los seguidores políticos de su padre, Percy Bysshe Shelley.
Vivieron en Francia y viajaron por Europa; a su regreso a Inglaterra, Mary estaba embarazada.
Durante los dos años siguientes, ella y Percy se enfrentaron al ostracismo social.

En 1817, la pareja pasó un verano con Byron, Polidori, y Claire Clairmont cerca de Ginebra, Suiza, en donde Mary concibió la idea para su novela Frankenstein.

Frankenstein (título completo: Frankenstein o el moderno Prometeo) fue publicado en 1818 y enmarcado en la tradición de la novela gótica, el texto explora temas tales como la moral científica, la creación y destrucción de vida y la audacia de la humanidad en su relación con Dios. De ahí, el subtítulo de la obra: el protagonista intenta rivalizar en poder con Dios, como una suerte de Prometeo moderno que arrebata el fuego sagrado de la vida a la divinidad. Fue el primer texto del género ciencia ficción.



Los Shelley abandonaron Gran Bretaña en 1818 y se mudaron a Italia, en donde su segundo y su tercer hijo murieron (ya habían perdido al primero)antes de que Shelley diese a luz a su último hijo, el único que sobrevivió, Percy Florence.

En 1822, su esposo se ahogó al hundirse su velero, durante una tormenta en la Bahía de La Spezia. Un año después, Mary Shelley regresó a Inglaterra y desde entonces en adelante se dedicó a la educación de su hijo y a su carrera como escritora profesional.

Hasta la década de 1970, Mary Shelley fue principalmente reconocida por sus esfuerzos para publicar las obras de Percy Shelley y por su novela Frankenstein.

Los estudios de sus trabajos menos conocidos, como el libro de viajes Caminatas en Alemania e Italia (1844) y su artículo biográfico incluido en la obra de Dionysius Lardner Cabinet Cyclopaedia (1829–46) apoyan el punto de vista de que Mary Shelley continuó siendo una política radical a lo largo de su vida. Las obras de Mary Shelley a menudo argumentan que la cooperación y la compasión, particularmente las practicadas por las mujeres en sus familias, son las formas de reformar a la sociedad civil. Esta visión constituyó un desafío directo al romanticismo individual promovido por Percy Shelley y a las teorías políticas educativas articuladas por su padre, William Godwin.

La escritora Mary Shelley, autora de Frankenstein, después de la incineración de Percy Byshe Shelley , en las playas de la Bahía de la Spezia, conservó junto a ella el corazón del que fuera su marido hasta el día de su muerte.


Fuentes: El País; Wikipedia ; Ariel o la vida de Shelley (André Maurois)

viernes, 20 de noviembre de 2009

La canción de Mary Shelley

Dame un corazón Madame La Guillotine,
de tantos como latieron a tus pies
después de perder la cabeza.
Juro colocarlo a este lado de mi pecho
junto a los esbirros de cualquier patria.
Quiero el corazón de un inocente
para galvanizarlo y concederlo el mundo
después de resucitarlo con acíbar.
Vengan los salvadores y los pulcros
y vengan los utópicos de la última cena.
Vengan los lapidarios y los justicieros
todos a mi, que la cicuta la conservo
a este lado de la alcoba y el puñal
por abrecartas en un libro.
Acérquense los hijos de la Historia,
de corazón helado y bota de Frascuelo
o frasco de la ira tabernaria.
Muestren el rostro de la traición.

¿Quién no cree en la Tierra de Oz
pero acude a la fiesta de la tierra de hoz?



Brumario (2004) Antología (2008)


Verónica Pedemonte

Las malas traducciones

Ñoñerías


¡Caramba cómo cambia la Física!
El volumen de líquido desalojado
es inversamente proporcional
a la velocidad de tu pasión.
Leíste a Ovidio
mal traducido y peor editado,
a Sartre como a un dios,
a Catulo como un carnicero.
A Sade boca abajo,
¿causar el máximo dolor
para obtener el mínimo placer?
Crees las supercuerdas
son un objeto de sex-shop.

Brumario (Antología, El Puerto de Santa María, colección El Ermitaño)

Verónica Pedemonte

jueves, 19 de noviembre de 2009

Harry

Heinrich Heine



Con motivo de la llegada de un amigo

-Amigo mío, el de las largas piernas,
El de las largas piernas de progreso.
¿Por qué a París tan azorado vienes?
¿Qué hay tras el Rhin de nuevo?
¿Ha sonado por fin en nuestra patria
De libertad el salvador acento?
-Todo va a maravilla: en nuestra patria
Hay paz fecunda, bendición del cielo;
Y Alemania, con pie firme y seguro,
Con pacíficos medios,
En lo exterior y en lo interior su vida,
Poco a poco, con calma, va extendiendo.
Prósperos somos, sí; no la de Francia
Prosperidad superficial tenemos,
Donde la libertad va destrozando
El exterior progreso:
Su libertad el alemán no lleva
Sino de su alma en los profundos senos.
Ya acabóse la iglesia de Colonia;
De Hohenzollern al linaje excelso
Debemos tal merced; Halzbourgo un poco
Contribuyó a tal hecho,
Y un rey de Wittelsbach fue el encargado
De hacer pintar los vidrios con esmero.
Leyes, constitución y libertades,
Con palabra del Rey nos prometieron,
Y del Rey la palabra soberana
Joya es de tanto precio,
Cual de los Niebelungos el tesoro
Que del Rhin enterrado está en el lecho.
El libre Rhin, el Bruto de los ríos,
Que nadie ha de robarnos en su anhelo,
Los holandeses graves lo sostienen
Por las plantas sujeto,
Y los suizos pacíficos lo guardan
Por la altiva cabeza prisionero.
Dios también una flota nos regala;
De una armada alemana, ya hablaremos;
Y la sobra de vida de la patria
Ya sobre barcos nuestros
Se extenderá gallarda y altanera,
De corrección las casas suprimiendo.
Llegó la primavera; la flor brota,
Los gérmenes estallan ante el viento;
Respiremos pacíficos y libres,
De la naturaleza libre en medio;
Y como nuestros libros se prohíben
Antes de estar impresos,
Seguramente dejará bien pronto
La censura cruel de ser un hecho.

H. H.

martes, 17 de noviembre de 2009

La vita non è sogno. Salvatore Quasimodo

Salvatore Quasimodo

La vida no es sueño (1946-1948)


Color de lluvia y de hierro

Decías: muerte silencio soledad;
como amor, vida. Palabras
de nuestras provisorias imágenes.
El viento se ha levantado liviano cada mañana
y el tiempo, color de lluvia y de hierro
ha pasado sobre las piedras,
sobre nuestro cerrado zumbido de malditos.
Todavía está lejana la verdad.
Y, dime, hombre quebrado en la cruz,
y tú, el de las manos hinchadas de sangre,
¿cómo responderé a aquellos que preguntan?
Ahora, ahora, antes que otro silencio
entre en los ojos, antes que otro viento
suba y otro rencor aflore.

La vita non è sogno (1946-1948)
Colore di pioggia e di ferro. Dicevi: morte silenzio solitudine; / come amore, vita. Parole / delle nostre provvisorie immagini. / El il vento s’è elevato leggero ogni mattina / e il tempo colore di pioggia e di ferro / è passato sulle pietre, / sul nostro chiuso ronzio di maledetti. / Ancora la verità è lontana / E dimmi, uomo spaccato sulla croce, / e tu dalle mani grosse di sangue, / come risponderò a quelli che domandano? / Ora, ora: prima che altro silenzio / entre negli occhi, prima che altro vento / salga e altra ruggine fiorisca.


Epitafio para Bice Donetti


Con los ojos hacia la lluvia y los elfos de la noche,
está allí, en el campo número quince, en Musocco,
la mujer emiliana que yo amé
en el tiempo triste de la juventud.
hace poco fue sorprendida por la muerte
mientras miraba tranquila el viento del otoño
agitar las ramas de los plátanos y la shojas
desde su gris casa de la periferia.
su rostro aún está vivo de sorpresa,
como sin duda lo estuvo en la infancia, deslumbrado
por el tragallamas alto sobre el carromato.
Oh tú, que pasas, empujado por otros muertos,
ante la fosa mil ciento sesenta,
deténte un minuto a saludar
a la que nunca se lamentó del hombre
que aquí queda, odiado, con sus versos,
uno de tantos, obrero de sueños.

Epitaffio per Bice Donnetti

Con gli occhi alla pioggia e agli elfi della notte, / è là, nel campo quindici a Musocco, / la donna emiliana da me amata / nel tempo triste della giovinezza. / Da poco fu giocata dalla morte / mentre guardava quieta il vento dall’autunno / scrollare i rami dei platani e le foglie / dalla grigia casa di periferia. / Il suo volto è ancora vivo di sorpresa, / come fu certo nella infanzia, fulminato / per il mangiatore di fuoco alto sul carro. / O tu che passi, spinto da altri morti, / davanti alla fossa undici sessanta, / fermati un minuto a salutare / quella che non si dolse mai dell’uomo / che qui rimane, odiato, coi suoi versi, / uno come tanti, operaio di sogni.


El falso y verdadero verde



Mi tierra está sobre los ríos ceñida al mar,
ningún otro lugar tiene voz tan lenta
donde mis pies vagan
entre juncos pesados de caracoles.
Cierto, es otoño: en el viento a jirones
las guitarras muertas levantan las cuerdas
sobre la boca negra y una mano agita los dedos
de fuego.
En el espejo de la luna
se peinan muchachas de pechos de naranjas.
¿Quién llora? ¿Quien azota los caballos en el aire
rojo? Nos detendremos en esta orilla
a lo largo de las cadenas de hierba y tú, amor,
no me lleves delante de aquel espejo
infinito: allí adentro se miran muchachos
que cantan y árboles altísimos y aguas.
¿Quién llora? Yo no, créeme: en los ríos
corren exasperados chasquidos de una fusta,
los caballos oscuros los relámpagos de azufre.
Yo no, mi raza tiene cuchillos
que arden y lunas y heridas que queman.


Da Il falso e vero verde (1949-1955) Le morte chitarre. La mia terra è sui fiumi stretta al mare, / non altro luogo ha voce cosí lenta / dove i miei piedi vagano / tra giunchi pesante di lumache. / Certo è autunno: nel vento a brani / le morte chitarre sollevano le corde / su la bocca nera e una mano agita le dita / di fuoco.// Nello specchio della luna / si pettinano fanciulle col petto d’arance. / Chi piange ? Chi frusta i cavalli nell’aria / rossa ? Ci fermeremo a questa riva / lungo le catene d’erba e tu amore / non portarmi davanti a quello specchio / infinito: vi si guardano dentro ragazzi / che cantano e alberi altissimi e acque. / Chi piange? Io no, credimi: sui fiumi / corrono esasperati schiocchi d’una frusta, / i cavalli cupi i lampi di zolfo. / Io no, la mia razza ha coltelli / che ardono e lune e ferite che bruciano.

S.Q.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Te recuerdo Amanda

Este poema está especialmente dedicado a Silvia Loustau que perdió a su compañero. A las Madres de Plaza de Mayo, a las Madres de Mar del Plata. A los Hijos (recuperados) y a los desaparecidos. Y a "Amanda".
El vídeo adjunto se ha convertido en documento histórico.



Amanda


Te recuerdo Amanda, venías con él.
Tenías cicatrices en el cuello y sonreías.
Marisa cantaba canciones criollas.
Pasó un tiempo muy largo
el tiempo en que tarda en crecer un petirrojo,
el tiempo que media entre dos navidades.
El tiempo suficiente de la huida.
Dejaron de caberme los zapatos
aquel vestido rojo le sirvió a la muñeca.
Te recuerdo Amanda, era mi cumpleaños.
Trajiste una cesta de chicles de frutilla.
Tenías en la cintura cicatrices.
Yo las vi mientras el chicle de frutilla
se deshizo de placer en mi boca.
Era la época de las lluvias torrenciales.
Los niños sonreíamos por no ir a la escuela.
Por eso no me di cuenta, Amanda,
que el agua de tu cara no era lluvia .

Verónica Pedemonte

A través del espejo (Cuando Europa era el mundo )

Finalista del Premio Ciudad de Mellilla
Primer Accésit del Premio Internacional Ciudad de las Palmas

(Premios y libros que ofrezco a la memoria de los pueblos masacrados y los ciudadanos inocentes)

Pedro Salinas

Agua en la noche, serpiente indecisa


Pedro Salinas


Agua en la noche, serpiente indecisa,
silbo menor y rumbo ignorado:
¿Qué día nieve, qué día mar? Dime.
¿Qué día nube, eco
de ti y cauce seco?
Dime.
—No lo diré: entre tus labios me tienes,
beso te doy, pero no claridades.
Que compasiones nocturnas te basten
y lo demás a las sombras
déjaselo, porque yo he sido hecha
para la sed de los labios que nunca preguntan.

"Presagios" (1923)

martes, 10 de noviembre de 2009

Bajo la lluvia

Bajo la lluvia


¡Cómo resbala el agua por mi espalda!
¡Cómo moja mi falda
y pone en mis mejillas su frescura de nieve!
Llueve, llueve, llueve.

Y voy, senda adelante,
con el alma ligera y la cara radiante.
Sin sentir, sin soñar,
llena de la voluptuosidad de no pensar

Un pájaro se baña
en una charca turbia. Mi presencia le extraña.
Se detiene... Me mira... Nos sentimos amigos...
¡Los dos amamos mucho cielos, campos y trigos!

Después es el asombro
de un labriego que pasa con su azada en el hombro.
Y la lluvia me cubre
de todas las fragancias que a los setos da Octubre.

Y es, sobre mi cuerpo por el agua empapado,
como un maravilloso y estupendo tocado
de gotas cristalinas, de flores deshojadas
que vuelcan a mi paso las plantas asombradas.

Y siento, en la vacuidad
del cerebro sin sueños, la voluptuosidad
del placer infinito, dulce y desconocido,
de un minuto de olvido.

Llueve, llueve, llueve,
y tengo, en alma y carne, como un frescor de nieve.


Juana de Ibarbourou