miércoles, 31 de marzo de 2010

Traductores de Toledo

Este magnífico poema, hasta la fecha, que yo sepa, anónimo, me fascinó desde la primera vez que tuve la suerte de leerlo. Es un poema directo y desnudo, de mística franciscana. En tiempos de intolerancia atroz, cuando como dijo alguna criatura mediática hace poco "cuando se usa la palabra tolerancia es para acompañarla del cero" me parece muy importante el rescate del origen individual, ya sea éste una tradición que habla por quippos ¿para el amor un nudo? o canta al espíritu en diversas lenguas. Sí, ¿qué es el espíritu? Quizá eso que no puede ser comprado, "mi hacienda y mi vida te he de dar pero..." . Y poco importa si alguien cree que la musicalidad italiana de un soneto es patrimonio de una elite, no lo es, si los gremios de artesanos hacían arte, si los Sforza compraban la fuerza de trabajo de sus artistas, si los Médici hacían de médicis, el valor del arte no por eso mengua, mengua acaso el valor de de quien cree que puede comprarlo. "Somos lo que regalamos" nos dice Jorge Riechmann. Hay un inmenso peligro en el olvido, en todos los olvidos, también en el olvido de la lírica. Aunque Dulcinea deje la lírica al lado del bordado y camine con Aldonza, no por esquizofrenia, por conciencia.(Resucita Basaglia, unos cuantos antipsiaquiatras a la horá del té en la antesala de Orwell). Del mismo modo, olvidar el lado oscuro de las cosas es ser un hipócrita, es estar perdido.
Bien , este soneto nos permite imaginar a un autor sin nombre como universal, y nos enseña que el amor, la compasión, el otro como uno mismo, no tienen fronteras, ni las de la religión, ni las de de la ideología. Sólo se necesitan traductores al margen de la anécdota, porque la anécdota como el tópico y como el mito matan tanto como el personaje improbable de un Pilatos que descubrió a Pasteur demasiado pronto. Al autor le mueve al fin su amor, y en tal manera.



No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

martes, 30 de marzo de 2010

Los diarios de un rebelde

Esto no es una carta, no lo es para ti. No, porque no la mereces. Pero sí es un sencillo agradecimienbto. Gracias porque con tu intolerancia me haces un favor. Gracias porque con tu modo absurdo de simplificar la vida en buenos y malos, correcto o incorrecto, lascivo o virginal, creyente o laico, útil o inútil me demuestras que el secreto está en tus ojos. O mejor, como dicen que dijo Velázquez a los siempre esbirros de las múltiples inquisiciones que criticaban a La Venus del espejo "el pecado está en sus ojos". El pecado está en tus ojos y en tu pensamiento, así me alivias a mi de los pecados del mundo, y sobre todo de aquellos que jamás cometí, pero tú sí. Tú los tienes todos, los de acción y los de omisión porque tu mente tiene un poder superior a la media para imaginar el mal. ¡Cuánto talento desperdiciado!
Ya lo escribí en un artículo "por favor , más trágicos y menos tragedias". Ya sabes, si no te sale un Ricardo III o un Macbeth... no desesperes, con perseverancia puedes conseguir un corriente y sórdido personaje de Balzac. O pasar a engrosar la lista de creadores de un Gregorio Samsa por la vía stanivslaski.

Ya lo recetaba en pequeñas dosis un yogui que mezclaba el maya yucateco con alguna asana ¡ah la multiculturalidad... qué peligrosa! "un poquito de pinches tiranos".

Sí, "pinches tiranos", y aunque uno no sea masoquista, a veces, incluso estando el yogui en un estado próximo al nirvana, hay alguien dispuesto a chinchar. Y quién sabe, pensaba uno irse a las montañas suizas, qué descansada vida al pie del oro nazi (perdón, oro judío), o incluso logra irse al extranjero y no escuchar más estupideces en el propio idioma, pero he aquí que llega el "pinche tirano", siempre impresentable y con su maldito y desesperante acoso consigue que te aisles y escribas un par de libros más que no esperabas. Y así te coloca en un panorama literario desconocido pero muy estimulante.

Gracias


Verónica Pedemonte Morillo-Velarde

sábado, 27 de marzo de 2010

Lo efímero es eterno

Lo efímero es eterno

Azul, rojo, amarillo,
materia pura del color.
En este prisma de la luz finito
lo efímero es eterno,
la geometría es Dios,
el tiempo es uno.


Verónica Pedemonte

Poema expuesto en la Bienal Plastilírica junto a una instalación-homenaje a Mondrian.
Y publicado posteriormente en los cuardenillos de dicha bienal.

jueves, 25 de marzo de 2010

1,61803... (Fi)

A ti, contorno de la gracia humana,
recta, curva, bailable geometría,
delirante en la luz, caligrafía
que diluye la niebla más liviana.

A ti, sumisa cuanto más tirana,
misteriosa de flor y astronomía
imprescindible al sueño y la poesía,
urgente al curso que tu ley dimana.

A ti, bella expresión de lo distinto,
complejidad, araña, laberinto
donde se mueve presa la figura.

El infinito azul es tu palacio.
Te canta el punto ardiendo en el espacio.
A ti, andamio y sostén de la pintura.

------------------------------------------


Virgenes con escuadras
y compases, velando
las celestes pizarras.

Y el ángel de los números,
pensativo, volando
del 1 al 2, del 2
al 3, del 3 al 4.

-----------------------------


A ti, donaire alado, forma en vuelo,
raudo volumen que la luz reanima
y en el movible espacio determina
la paralela sombra de su anhelo.

A ti, persecución, múltiplo en celo,
círculo en fuga, aljaba y jabalina;
rebelión de lo extático y divina
dinámica arcangélica del cielo.

A ti, soplo contrario a lo imposible,
perpetua agilidad, tallo flexible,
sangre en tensión, feliz musculatura.

La vida de la vida es promoverte.
Tu victoria, la muerte de la muerte.
A ti, libertador de la pintura.

-----------------------------------


A ti, maravillosa disciplina,
media, extrema razón de la hermosura
que claramente acata la clausura
viva en la malla de tu ley divina.

A ti, cárcel feliz de la retina,
áurea sección, celeste cuadratura,
misteriosa fontana de mesura
que el Universo armónico origina.

A ti, mar de los sueños angulares,
flor de las cinco formas regulares,
dodecaedro azul, arco sonoro.

Luces por alas en compás ardiente.
Tu canto es una esfera transparente.
A ti, divina proporción de oro.


Rafael Alberti

martes, 23 de marzo de 2010

El hombre cerdo

Entre Apurimac y Ayacucho,pueblos andinos del Perú
casi nadie aguarda que los pajaros canten
para comenzar la jornada
esperamos que el sol suba
hasta las faldas del cerro para dar una sola puñalada
y que el agua sea caliente como ácido para estas almas.
Me enseñaron a mi a orar y a apuñalar los cerdos
desde (perdonen la tristeza)los siete años.
Amarrarlos del cuello y de las patas,
propinarles un golpe del cuchillo en el lomo
y abrirles la panza es cosa de pan y no de la demencia.
Asi adiestro a mi familia ,guerrera que vive en Apurimac.
Mi señora que esta a punto de dar luz
y mis siete hijos que entrenaran a soportar
el fuego y el dolor
y más que el propio dolor,la sangre...
Cercenado la carne del cerdo y llevado al mercado
y estas se exhiben como verdaderos trofeos para su venta
y todos mis hijos corren tras un cerdo
que se ha escapado como presintiendo su muerte.
Antes que los pajaros canten en Ayacucho y Apurimac.


Ramos y Ramos

lunes, 22 de marzo de 2010

Floración

Para celebra la primavera y sumarme a las diversas celebraciones en torno al día de la poesía (que deberían ser todos los del calendario, como de tantas otras cosas buenas de celebrar) ofrezco a mis amigos y seguidores (pocos pero encantadores, si tienen oportunidad pulsen en cada foto y verán que son interesantísimos) estos poemas que aparecieron publicados en la antología La Mirada Íntima que pueden encontrar por internet (además de en papel) com preciosas ilustraciones y llena de amigos y amigas, artistas plásticos y poetas, todos estupendos.

Como la lealtad creo que es una virtud necesaria, también recuerdo aquí a mi padre y sus estudios sobre el quechua , traducciones y estudios en los que a veces colaboré, que dieron lugar entre otros estudios y publicaciones a su libro Amoxcalli (lugar entre los libros, y a mi madre también poeta ( inicialmente perteneciente al grupo de poetas de Manuel Pacheco en casa de Esperanza Segura Covarsí) que enlazó la poesía a las primaveras de mi infancia.





Floración


Qori góylurpi pujllarispayki.
(Reunámonos en el florido prado.
Poesía quechua )



I


Era dura la piedra
la sangre recorría
las gradas.
Si los terribles dioses
de cuatro piernas
y de imponente aspecto,
me derrotan
no olvides que te amé,
que sembramos la selva
de tus lirios de agua.

II

He venido a ofrecerte
la fuerza de mis manos.
Mi corazón se abre
Gran Diosa del Maíz.

III

Fuiste viniendo toda
naciendo poco a poco,
como suelen los brotes
de lirio aparecer.
Primero fue tu cara
de india chimú o azteca,
y luego tu figura
de colosal origen,
y tu mirada acuática
de siglos en reposo,
y tu preclara frente
de diosa fugitiva.

IV


El tiempo es un latido.
Es el sol o la luna.
Es el breve intervalo
desde el día a la noche.
Es la lluvia que cae impertinente
destrozando cosechas.
El rostro absurdo de la muerte.
La exaltación completa de la vida.
El perfume que exhalas
todas las primaveras...


V



Que los brazos oscuros
dibujen una alfombra
de semillas y pétalos.
Dichoso el que en la noche,
hombre libre o esclavo,
de sus pequeños pies
arranque las espinas
y separe las rosas.


Verónica Pedemonte

sábado, 20 de marzo de 2010

señor Malaparte

Curzio

Malaparte tomaste por tu nombre
Por si la bona parte no te alcanza.
Comiendo con duquesas retiradas
O militares lerdos de otras revoluciones
aprendiste en la guerra que la paz
es a veces una señora oronda.
Una madre raquítica.
Un hijo sordomudo en los obuses.
Te dio el veneno lo que la lengua quiso
y así lamiste tu caudal de hombre.
Quieran las brumas encontrarte lúcido
a la hora del alba de los libros.
Donde los empleados queman
a 451 Fahrenheit las tardes disolutas.


Verónica Pedemonte

Orwell canta a Federico

La Granja


Lo que tenemos aquí es una granja posmoderna
con siete cerdos y algún lobo.
Unos cuantos patos, ningún cisne.
Hacen mercadoctenia de los sentimientos.
Mercadean con sus emociones.
Un empleado orwelliano tiene para usted
varias fichas y un cuarto de hora.
Consulte con él ante cualquier eventualidad.
Ejemplo:
El lobo quiere tirar el stand de los cerdos.
Los cerdos se rebelan.
Ejemplo:
La casa efímera del pato A este año
no participa en Arco,
la casa sólida del cerdo C permanece.
la choza de paja del cerdo D se licúa.

Depresión en una oficina de Nueva York .



Verónica Pedemonte

Góticos

Dominar al dragón Jorge pudiese

si el fuego del espíritu es amor.

Si alas da tu canción a la serpiente,

una doncella azul también quisiera

pisar ese reptil de dos cabezas.

Góticos (Míníma estrella, plaquette, 1998)

jueves, 18 de marzo de 2010

Los diarios de un rebelde

El minuto del lagarto



Nos ha costado millones de años llegar hasta aquí ¿hasta dónde? Hasta esto que llamamos "civilización". Si nos entendemos como seres evolutivos impulsados por la "Élan vital" término introducido por Bergson, "fuerza vital" o "impulso vital", fuerza hipotética que causa la evolución y desarrollo de los organismos.
Y de repente ya no partenogénesis egoísta sino cópula, ya no uno sino dos, y de repente ya no huevo sino zigoto, ya no frío sino animal caliente, ya no piel de lagarto sino plumas, ya no pluma sino pelo, ya no ignorancia sino conciencia. Un "de repente" muy largo que navegó el universo como polvo de estrellas hasta encarnar en un ser capaz de la poesía, de la música y del amor, imperfecto, todavía abocado a la ignorancia y la destrucción periódica. A ver surgir imperios y caer imperios.

Cuando un imperio cae arrastra todo a su paso, prendas victorianas y cajitas de música, familias y conceptos y creencias. ¿Porque no eran o porque no se sustentan? Sobre qué se sustentaban entonces, ¿sobre las varillas de un sistema económico? ¿de un sistema folosófico? ¿sobre los edictos de una religión? ¿sobre los deseos traducidos en memoria, en conceptos, en materia, en ilusión o desencanto? ¿Era un edificio sin arquitectos? ¿han sucumbido los arquitectos de ese edificio? ¿qué nos queda?

Cuando un sistema cae ¿acaso no hay otro esperando su turno? Y mientras cae ¿quién dirige la obra de derribo? ¿desertores? ¿mercenarios? ¿revolucionarios?

Y entre esas ruinas quién camina aterido de frío, desesperado, desencontrado, ¿Tal vez el hombre? ¿tal vez la mujer? ¿el género humano?

La construcción de lo que somos tras tantos siglos de buceo, tras tantos cuentos, propaganda y mercado. Sí, mercado y propaganda, que no empezaron ayer. Pues ya los trovadores cantaban las hazañas de su señor. Y en el mercado de la vida se vendían honor y honra, riqueza y pobreza, esclavitud y libertad.

En tiempo de derribos cada cual, Antón, que aprenda su juego.

Pero si hemos construido eso que se llama amor, como una larga canción desde la cópula a Las Cortes de amor ¿hemos de claudicar?

El otro día en esos tan educativos documentales de naturaleza aparecía el corto y apresurado cortejo del lagarto, y en apenas un minuto lo hacían todo, cortejar, copular, enterrar sus huevos, retirarse a morir. Qué rápido y efectivo, un minuto, y sin hipoteca, comenté, y todos mis compañeros televidentes rieron conformes.

Pero es un lagarto, dije. Tiene la sangre fría. Y el tiempo y la piel de un lagarto son otros.

Verónica Pedemonte

¿Los últimos?

Los últimos románticos


Ellos, que siempre están presentes
sus latidos me tocan cada día,
los que amaban las tardes melancólicas
los últimos románticos
que padecieron cárcel por este purgatorio,
por esta feria de las vanidades
donde cualquier sombrero
es más que una cabeza.
Ellos, que ya no me saludan,
alguien vertió en sus copas
el licor de la muerte.
Leyeron que Cervantes
creía en los gigantes asesinos
y leyeron que Shakespeare
había mandado a Hamlet
a limpiar Dinamarca.
Y creyeron a Cristo,
especialmente aquello
de amarse unos a otros.
Y no creyeron nunca
que Quijano existiera.
Que limpiar Dinamarca
fue un exceso de Hamlet,
que es pecado no ser un fariseo.
Alguien con las ideas muy claras
y el corazón en Marte,
los enterró por eso.



Verónica Pedemonte Morillo-Velarde

Esclavos y libertos,Internacional Gerardo Diego,Editorial Cervantina, Santander 2000

viernes, 12 de marzo de 2010

La muerte del androide

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?


“…Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo.

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais, atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de puerta Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo… como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir."

"No sé por qué me salvó la vida, quizá en esos últimos momentos, amaba la vida más de lo que la había amado nunca. No sólo su vida: la vida de todos. Mi vida. Todo lo que él quería eran las respuestas que todos buscamos: ¿de dónde vengo?, ¿adónde voy?, ¿cuánto tiempo me queda? Todo lo que yo podía hacer era sentarme allí y verle morir”.


Nexus y Deckard, Blade Runner, basado en la novela de Philip K. Dick "Do Androids Dream of Electric Sheep?"

martes, 9 de marzo de 2010

Mary Wollstonecraft

" No les deseo que tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas."

Mary Wollstonecraft



"Creo firmemente que no existe en el mundo nadie que se pueda comparar a ella. Sé por experiencia que estábamos hechos para hacernos felices el uno al otro. No espero en absoluto poder volver a ser feliz".

William Godwin

martes, 2 de marzo de 2010

Hojas

Hojas vencidas
que el viento se llevó lejos de Tara.
Fantasmas de amor
de cumbres borrascosas.
Hojas caídas
del diario de Ana Frank.
Desde la noche de los cristales rotos.
Las uvas de la ira tornan el vino en sangre.
Descalzos en el Parque de los Aliados.


Verónica Pedemonte

Escarlata

Escarlata

Con las viejas cortinas de mi casa
me he fabricado un traje contra el odio,
las ventanas desnudas no me aterran
las miradas ajenas no me enturbian.
No mendigo ni besos ni caricias
ni elogios ni palabras amorosas.
Me alimento de cálices antiguos
y me entrego a los dioses del pasado
antes que venerar a un dios mediocre.
Con la tierra en la mano soy yo misma
la diosa de mis noches y mis días.
Ver pasar el halago por mi puerta
juré que no me haría pasar hambre.
Si existe alguna gloria más excelsa
que el canto inigualable de la vida
lo pensaré mañana, no lo duden.



Verónica Pedemonte