martes, 21 de junio de 2011

Presentación de Raquel Zarazaga en las IV Jornadas de Poesía (Fundación Casa De Medina Sidonia).

La raíz de la conciencia


Raquel Zarazaga además de profesora de música, madre y poeta, ha sido coordinadora de la muy exitosa Bienal Plastilírica junto al escultor Juan Gallardo y al escritor y cineasta Rafael E. Poullet, bienal organizada por el colectivo literario y artístico El Ermitaño que en su muy larga andadura fue presidido por poetas como Julio Rivera, Rafael Esteban Poullet , o quien ahora mismo tiene el placer de presentarla. Raquel ha participado en talleres de poesía en el aula, ciclos de lecturas y sus poemas aparecen en revistas y blogs diversos como La rosa profunda de la Universidad de Murcia, Almiar, Las afinidades electivas, Indocencias, Ciudad de mujeres, Hankoover, Cuaderno de Legados y en la macroantología poética de Fernando Sabido.
Entre sus libros están Seda salvaje, Poemas vegetales, Im-propias, publicado dentro del volumen Las dos orillas, en la colección El Ermitaño. El grano de trigo, Imaginario de la infancia, A veces cuando llueve nos llega el olor de la sal (CVA) o Hierba oliendo a carne, verso de Carmen Boullosa que da nombre a su blog y título al libro editará el próximo año Baile del Sol. Prepara también una antología de poetas búlgaras y españolas en colaboración con Zhivka Baltadzhieva.
Raquel nació en Bilbao, en un bonito día de los dulces sesenta donde lucía el sol, la lluvia o las estrellas, mientras encima de las cabezas europeas volaban los aviones de la guerra fría amenazando con algún Guernika y Lennon , Harrison o MacCartney componían All you Need is love, Let it be o Strawberry Fields forever, Con todo ese cóctel Molotov lleno de intriga y magia sobre su ser, supo muy pronto que el mundo a veces se parece menos al Imagine de Lennon que al Guernika de Picasso y que All you Need is love aunque sea lo que más necesita el orbe no suele ser lo que más demanda. Que seis millones de años nos separan del chimpancé pero que todavía no han quedado obsoletos los versos del gran Salvatore Quasimodo:
UOMO DEL MIO TEMPO*
Sei ancora quello della pietra e della fionda
T’ho visto: eri tu,
con la tua scienza esatta persuasa allo sterminio,

Hombre de mi tiempo
Eres todavía el de la piedra y de la honda,
Te he visto, eras tú
con tu ciencia exacta dispuesta al extermino.



Y tal vez por eso nos dice en estos versos de A veces Cuando llueve… :

“Quién no capturó un error infinito./Somos tal como somos. /Mitad magia, mitad desorden./Mecánica combinatoria/de ángeles carnales./(…)/Cuando se levanta la bruma/y vuela la quimera/a veces menguamos, otras ardemos./Forma parte de nuestra condición”.//

O en este otro poema:

“Mi corazón no tiene células T.
No es capaz de reconocer a los organismos invasores.
Le abordan por cualquier parte y siempre consiguen pasar. Mordaces o mezquinos, gloriosos o bribones, atraviesan y se hacen carne entre mis proteínas, mis células y mis tejidos. Reproducen mis metáforas, las que uso para protegerme de los microorganismos de la vida cotidiana, y las que uso para alejarme del vértigo, de la falacia, de la estulticia …”
Y termina, “pero aún resiste”.

Y esa resistencia hecha de la raíz de las palabras, raíz de origen vegetal porque Raquel como los antiguos druidas tiene una conexión originaria con los bosques, se nutre de jazmines y de flores , de pámpanos verdes, de hierba fresca, que evocan un paisaje sereno de Pedro Salinas cuando dice
”cuánto sabe la flor! Sabe ser blanca
cuando es jazmín, morada cuando es lirio”.*
o tal vez en noches de vigilia Raquel pone “una hoja tierna de la luna
debajo de su almohada”* siguiendo una receta de Sabines.

“¡Cuánto sabe la flor! Sabe el silencio”*; y los silencios son muy importantes en la poesía de Raquel Zarazaga quien los maneja con habilidad porque conoce que el mejor verso es ese que jamás se ha escrito. El que reposa en el misterio lo inefable , el que conserva en secreto la emoción verdadera y la esencia más alta del ser.

Entonces las palabras se vuelven (y cito)
“fibra, latido o pulso.
A veces se autoinmolan.”



Y otra vez con Salinas vuelve a los paisajes de una poesía hecha de presagios, de telas delicadas , de claroscuros donde el alma surge o se pierde para volver a resurgir de nuevo más plena en pasajes sonoros donde el agua canta, de pasillos de paredes vegetales como en este poema titulado:
Del agua del río y sus orillas


”Aquel río,
al que se llegaba tras el pasillo umbrío de chopos
donde resonaban fuertes nuestras infantiles risas,
era nuestro paraíso.



Para después Raquel “mortal y rosa “*
“… sentir el cuerpo pleno, fervoroso hasta la fibra.
La desnudez de nuestros miembros
iluminando la cúpula de luz que remata la ribera.
Las márgenes del río que nos acogen después para secarnos al sol.
Hasta las telas del alma “

En su "IMAGINARIO DE LA INFANCIA")



O llena “de azul sus versos,
los que crecen entre los geranios
y los que se hacen
- carne de lluvia fina y madreselva –“

O quizás otra vez conocedora de la precariedad del verbo, de la sutil invalidez del lenguaje nos dice:

“se desdibujan las imágenes
… … … … …. …
esta materia inexacta que son las palabras,
………………………
desde el placer al dolor
sombra y luz de cada cosa.”


Porque “es esta la ambivalencia que capta la lúcida mirada de Raquel Zarazaga” como dijo de ella su tocaya Raquel Lanseros. Probablemente como a la poeta uruguaya Delmira Agustini seguido la experiencia le ha enseñado que” la sombra da luz y la luz sombra”.









Raquel es una con el paisaje y se transmuta, según Santiago Tena en “la sal, el agua, la vida, el sufrimiento, la mujer, el alma, la piel, la herida. “

Es todo eso, es paisaje exterior e interior, pero también es la que observa, y eso da el toque existencial a su poesía. La que observa, el que observa crea un paisaje nuevo, otro universo,
porque la poesía de Raquel también es pictórica , no en vano su excelente coordinación en Plastilírica.
Y ese paisaje creado de nuevo mezclando realidad exterior e interior con la profunda reflexión del que contempla, con la mirada única de la conciencia, hace que ya no podamos pasar dos veces por el mismo río. No, ya no, este es el río del caudal poético de Raquel Zarazaga. Si ustedes visitan los jardines de Giverny notarán una ausencia entre los nenúfares. Esa ausencia se llama Monet.














En palabras de Josefa Parra “ esa es la esa mirada con la que Raquel nos toca el corazón”, ya se enfoque lo social, lo carnal, el mito, o las diosas de su altar, esas mujeres fascinantes que nos marcan la pauta a todas las demás como Frida Kahlo, Cesaria Ebora o Tullia de Aragón.
Esa mirada del ser consciente es la que convierte en única y original la poesía de Raquel Zarazaga, haciendo huérfano el paisaje sin ella o dejando desnuda la raíz de la palabra. Que con ella, y termino citando sus versos, se trocan “las horas del vacío/ por verbos cálidos/tu lengua vestida de rosas.”

Verónica Pedemonte Morillo-Velarde



Presentación de la ponencia“Y las palabras echaron raíces en mí” de Raquel Zarazaga,
en la Fundación Casa de Medina Sidonia, 17 de junio 2011.

*Versos de Salinas , Sabines y Quasimodo.

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