lunes, 18 de abril de 2011

Ciudadela

Hoy derrumbé la vieja ciudadela,
antigua torre de Babel abierta,
por la que salen todas las lenguas.
Arranqué las cortinas y dejé entrar la luz.
El sol quemó los sórdidos lugares
en donde el odio habita, tuve espacio.
Coloqué las medallas que gané cada día
a la condecorada lid de la muerte.
Pero tú apareciste a cambio de la nada,
y hoy te llevo como Leda a su cisne
abrazado a mi carne, pero tú no lo sabes,
y te quejas y cantas como si fueras libre.



Verónica Pedemonte Morillo-Velarde

Esclavos y Libertos, Gerardo Diego, Santander

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