jueves, 7 de enero de 2010

Su corazón al desnudo

Consideraciones de Baudelaire en Mi corazón al desnudo.


Prólogo de Rafael Alberti.

"¿Qué nos seduce hoy más de sus Diarios íntimos?
Su disconformidad con lo que le rodea.Época todavía la nuestra de tironazos y patadas...
Leyendo ciertas páginas de estas confesiones se sienten ganas de salir a buscarle por la noche a su "golfo de sombras" y decirle

Mon semblable, mon frère "

Rafael Alberti
Playas de Punta Fría, Uruguay, 1943

¿Qué tiene que hacer el mundo de aquí en adelante bajo el cielo? Porque, suponiendo que continuara existiendo materialmente, ¿sería su existencia digna de tal nombre y del Diccionario histórico? Yo no digo que el mundo quedará reducido a las razones y al desorden grotesco de las repúblicas sudamericanas, ni que volveremos al estado salvaje, yendo fusil en mano, a buscar el alimento, a través de ruinas o malezas de nuestra civilización. No porque estas aventuras supondrían aún cierta energía vital fruto de las primeras edades. Nuevo ejemplo y nuevas víctimas de las inexorables leyes morales, pereceremos por lo que imaginamos ser la vida. La mecánica nos habrá americanizado de tal modo, el progreso habrá atrofiado tanto en nosotros la parte espiritual, que nada, entre las fantasías sanguinarias, sacrílegas o antinaturales de los utopistas, podrá compararse a sus resultados positivos. Pido a todo hombre que piensa me muestre lo que subsiste de la vida.
Creo inútil hablar de religión y la búsqueda de cosas distintas, puesto que tomarse la pena de negar a Dios es el único escándalo en tal materia.La propiedad* ha desaparecido virtualmente con la supresión del derecho de mayorazgo: pero legará el día en que la humanidad. como un ogro vengador, arrancará su último pedazo a los que creen haber ganado legítimamente las revoluciones. Aún eso no sería el mal supremo.
La imaginación humana puede concebir, sin esfuerzo , repúblicas u otra clase de Estados comunales, dignos de alguna gloria, si están gobernados por hombres ungidos, por ciertos aristócratas. Pero la ruina o el progreso universales no se manifestarán por medio de instituciones políticas, sino por el envilecimiento de los corazones.
¿Tengo, acaso, necesidad de decir que lo poco que quede de política se debatirá entre los brazos del embrutecimiento general, y que los gobernantes, para sostenerse y crear un fantasma de orden, se verán obligados a recurrir a procedimientos que harían estremecer a nuestra humanidad de hoy, ya tan endurecida?

Charles Baudelaire, Mi corazón al desnudo

*Baudelaire escribió su diario entre 1881 y 1884

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