jueves, 18 de noviembre de 2010

Thomas Stearn Eliot

T.S. Eliot

Primer Coro de LA ROCA


Fragmento de un poema de T. S. Eliot a través del tremendo vacío de las metrópolis por las que andamos como fugitivos de una época donde no se vive sino que se simula la vida, por donde nadie disfruta realmente nada. Una manada de rinocerontes y una jauría de espectros caníbales atestan al frenesí cotidiano donde sobrevivir se considera una victoria y donde el espíritu humano resiste a pesar de la descomposición reinante y la corrupción rampante... (Randy Key)





Se cierne el águila en la cumbre del cielo,
El cazador y la jauría cumplen su círculo.
¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas!
¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas!
¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y nacimiento!
El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
infinita invención, experimento infinito,
Trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
Conocimiento del habla, pero no del silencio;
Conocimiento de las palabras e ignorancia de la Palabra.
Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
Toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
Pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.
¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?
Los ciclos celestiales en veinte siglos
Nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo.»


T.S. Eliot
(Missouri, USA, 1888-Londres, 1965)
(Traducción: Jorge Luis Borges)

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