martes, 29 de junio de 2010

Malena canta el tango como ninguna

Hay seres que están más allá de lo humano, quizá en proceso de transhumanización, les doy la enhorabuena. Los humanos corrientes por el contrario sienten alegría, pena, esperanza, rabia, deseos, porque forman parte una tierra cernudiana, siempre que Cernuda no sea propiedad de nadie.
Humanos que se maravillan como Alicia o se horrorizan como Alicia. Y quizá antes de morir lleguen a la ataraxia, sobre todo después de muchos éxtasis ¿por qué no?
Uno nunca sabe hasta donde llegarán algunos o qué serán capaces de hacer en favor de su perfección espiritual.

Después de que Shakespeare nos glosara a la reina de las flores, del imperio de las hadas, que es el único reinado por el que el autor tuvo algún tipo de simpatía, para el resto bueno es oír hablar a Macbeth, Hamlet o Ricardo III, vamos a cambiar de registro.
Les dejo con Malena, que lo canta como ninguna, el tango cuya letra es tan digna de figurar en la lírica o más que muchos poemas que dicen llamarse tales.

Ahí va:


Letra: Homero Manzi
Música: Lucio Demare
Año: 1941

Malena canta el tango como ninguna
y cada verso pone su corazón.
A yuyo de suburbio su voz perfuma.
Malena tiene pena de bandoneón.
Tal vez allá, en la infancia, su voz de alondra
tomó ese tono oscuro de callejón;
o acaso aquel romance que sólo nombra
cuando se pone triste con el alcohol...
Malena canta el tango con voz de sombra;
Malena tiene pena de bandoneón.

Tu canción
tiene frío del último encuentro.
Tu canción
se hace amarga en la sal del recuerdo
Yo no sé
si tu voz es la flor de una pena,
solo sé
que al rumor de tus tangos, Malena,
te siento más buena,
más buena que yo.

Tus ojos son oscuros como el olvido;
tus labios, apretados como el rencor;
tus manos, dos palomas que tienen frío;
tus venas tienen sangre de bandoneón...
Tus tangos son criaturas abandonadas
que cruzan sobre el barro del callejón
cuando todas las puertas están cerradas
y ladran los fantasmas de la canción.
Malena canta el tango con voz quebrada;
Malena tiene pena de bandoneón.

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