Que las nubes no maten
Las que nos hacen hombres son las madres
Como cálidas luces marchan ante nosotros
¿No es una madre, acaso, la que os trajo al mundo?
Apiadaos entonces, venerables señores, de las madres
Que las nubes no maten a los hombres
Un niño de seis años va corriendo feliz
Su cometa supera las copas de los árboles
¿Es que no habéis jugado como ese niño, acaso?
Apiadaos entonces, venerables señores, de los niños
Que las nubes no maten a los hombres
Ante el espejo peina la novia sus cabellos
y en el espejo busca una imagen querida
Sin duda alguna vez os buscó así una novia
Apiadaos entonces, venerables señores, de las novias
Que las nubes no maten a los hombres
Cuando el hombre se va volviendo viejo
sólo debe evocar recuerdos placenteros
¿Es que vosotros mismos no sois, acaso, viejos?
Apiadaos entonces, venerables señores, de los viejos
Que las nubes no maten a los hombres
Nazim Hikmet
martes, 1 de junio de 2010
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Muy hermoso,
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