Una rosa de fuego se abre paso
y me dirijo hacia el profundo aljibe.
La noche arde, pero no te encuentro.
Por otros ojos te deshaces, sueñas.
Te busco todavía, me he forjado
en la fragua del maltrecho Vulcano,
he pulido mis labios abrazando la piedra.
Y es la hora, se despiertan maitines,
se despliegan los élitros de la luz
en mis ojos. Pero ya no te espero.
Sigo adelante, ¿ era éste el costado? .
Sueño del paraíso al que Eva retorna.
Verónica Pedemonte
Al este del Edén
miércoles, 15 de septiembre de 2010
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