martes, 23 de marzo de 2010

El hombre cerdo

Entre Apurimac y Ayacucho,pueblos andinos del Perú
casi nadie aguarda que los pajaros canten
para comenzar la jornada
esperamos que el sol suba
hasta las faldas del cerro para dar una sola puñalada
y que el agua sea caliente como ácido para estas almas.
Me enseñaron a mi a orar y a apuñalar los cerdos
desde (perdonen la tristeza)los siete años.
Amarrarlos del cuello y de las patas,
propinarles un golpe del cuchillo en el lomo
y abrirles la panza es cosa de pan y no de la demencia.
Asi adiestro a mi familia ,guerrera que vive en Apurimac.
Mi señora que esta a punto de dar luz
y mis siete hijos que entrenaran a soportar
el fuego y el dolor
y más que el propio dolor,la sangre...
Cercenado la carne del cerdo y llevado al mercado
y estas se exhiben como verdaderos trofeos para su venta
y todos mis hijos corren tras un cerdo
que se ha escapado como presintiendo su muerte.
Antes que los pajaros canten en Ayacucho y Apurimac.


Ramos y Ramos

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