lunes, 22 de marzo de 2010

Floración

Para celebra la primavera y sumarme a las diversas celebraciones en torno al día de la poesía (que deberían ser todos los del calendario, como de tantas otras cosas buenas de celebrar) ofrezco a mis amigos y seguidores (pocos pero encantadores, si tienen oportunidad pulsen en cada foto y verán que son interesantísimos) estos poemas que aparecieron publicados en la antología La Mirada Íntima que pueden encontrar por internet (además de en papel) com preciosas ilustraciones y llena de amigos y amigas, artistas plásticos y poetas, todos estupendos.

Como la lealtad creo que es una virtud necesaria, también recuerdo aquí a mi padre y sus estudios sobre el quechua , traducciones y estudios en los que a veces colaboré, que dieron lugar entre otros estudios y publicaciones a su libro Amoxcalli (lugar entre los libros, y a mi madre también poeta ( inicialmente perteneciente al grupo de poetas de Manuel Pacheco en casa de Esperanza Segura Covarsí) que enlazó la poesía a las primaveras de mi infancia.





Floración


Qori góylurpi pujllarispayki.
(Reunámonos en el florido prado.
Poesía quechua )



I


Era dura la piedra
la sangre recorría
las gradas.
Si los terribles dioses
de cuatro piernas
y de imponente aspecto,
me derrotan
no olvides que te amé,
que sembramos la selva
de tus lirios de agua.

II

He venido a ofrecerte
la fuerza de mis manos.
Mi corazón se abre
Gran Diosa del Maíz.

III

Fuiste viniendo toda
naciendo poco a poco,
como suelen los brotes
de lirio aparecer.
Primero fue tu cara
de india chimú o azteca,
y luego tu figura
de colosal origen,
y tu mirada acuática
de siglos en reposo,
y tu preclara frente
de diosa fugitiva.

IV


El tiempo es un latido.
Es el sol o la luna.
Es el breve intervalo
desde el día a la noche.
Es la lluvia que cae impertinente
destrozando cosechas.
El rostro absurdo de la muerte.
La exaltación completa de la vida.
El perfume que exhalas
todas las primaveras...


V



Que los brazos oscuros
dibujen una alfombra
de semillas y pétalos.
Dichoso el que en la noche,
hombre libre o esclavo,
de sus pequeños pies
arranque las espinas
y separe las rosas.


Verónica Pedemonte

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