viernes, 21 de mayo de 2010

Míseros y miserables

De Dickens y Buñuel hemos aprendido tantas cosas útiles y terribles como de Víctor Hugo y Balzac. Niños huérfanos, familias monstruosas , pobres de solemnidad, clases medias que vestían de miseria moral los deslucidos trajes de sus valores "eticos" caducos, hambrientos cabales cuya hambre era legítima, y hambrientos traidores capaces de vender al otro por un sueño, por un yugo, por un mendrugo plum cake. Míseros y miserables. La madre de todos los males, la codicia.

Quién no recuerda a Oliverio Twist, a quien la vida enseñó que por más crudo que fuese el pan de su casa de huérfano más venenoso podría resultar el mendrugo de la casa ajena.
¿Quién no se hace eco de una Viridiana a quien quieren devorar los hambrientos?

Tú que te alimentas de la miseria ajena y edificas imperios sobre los muertos, aunque no te detengas , edificas sobre poltergeist.
Tú que haces psicodrama sobre las noticias torcidas que te llegan de otros y tu lengua mumura hasta doblar la esquina, ten cuidado, en una de esas esquinas te encontrarás con una vieja dama que no siempre viste de gala: la justicia. Y si no puedes creer que eso sea cierto como dice Pessoa a través de su heterónimo Alberto Caeiro ¿"para que bate o luar na relva?".
Los cuentos populares advertían del hombre del saco y la bruja de la casita de caramelo, de Barba azul y su puerta secreta de la que manaba la sangre de las doncellas, de...

Hoy algunos nos quieren más durmientes que la Bella Durmiente y nos acunan hacia la muerte con mentiras atroces. Cierra los ojos, calla. Nosotros haremos el mundo por ti. No existen el coco ni el hombre del saco, son payasos bobos que trabajan en la tienda del señor maravillas y venden un elixir que cuesta dos trolas. Cuando lo bebas no recordarás nada. Duérmete niño, duérmete ya, para siempre.

La gran historia del mundo se puede trasladar a la pequeña historia cotidiana, aquellos que van a "salvar países" regresan con grandes botines y los pueblos siguen su rutina ruinosa, más pobres aún que al principio de su "salvación" , así también algunos vecinos que se acercan a "ayudar familias" acaban llevándose hasta el agua mineral. Era para liberarlos dicen, de los talatos.

Y no hay piel de zapa mágica ni vellocino de oro que no sea subastado. Aún sin permiso de su dueño.


“Cuando entráis en una casa de juego, empieza la ley por despojaros del sombrero. ¿Será una parábola evangélica y providencial? ¿O más bien un modo de cerrar con vosotros un trato infernal, exigiendo alguna prenda?” (H.B.)

¿Cada cual que aprenda su juego? ¿será cierto? No será más bien que el juego empezó hace mucho en un lugar oscuro llamado caverna. Y que no todos fueron invitados. Y que las reglas las impusieron otros. No será más bien que hay quien no quiere jugar a ese juego tan antiguo de cambiar vidas por prebendas, secretos por prestigio, amigos por nada.

Ese gran ruso atormentado que era Dostoievski, jugador como pocos, en el abismo de sus deducciones descubrió el crimen y el castigo, lo legítimo y lo ilegítimo y los dudosos límites de todo.
Y aquel joven estudiante a quien distintos tipos de hambre devanaban los sesos llegó a pensar si sería legítimo cambiar una vida casi ultimada por su libertad. Primer escalón del infierno.

Nada tiene el precio de una vida, aunque algunos sectores de la trahumanización convergen en que la inmortalidad es posible. No a cualquier precio. Hay que sentirse como especie, asumirse como animales, sentirse como naturaleza, amar, dar, tener la valentía de vivir, y la humildad de morir. Pero no para dejar sitio a los inmortales y sus fiestas High Society sobre la hemoglobina ajena, sino a nuestros semejantes, efímeros, únicos, eternos, mortales. ¿No es cierto Oliverio Twist?





O luar quando bate na relva

O luar quanto bate na relva
Não sei que coisa me lembra…
Lembra-me a voz de criada velha
Contando-me contos de fadas.
E de como Nossa Senhora vestida de mendiga
Andava à noite nas entradas
Socorrendo as crianças maltratadas…

Se au já, não posso crer que isso é verdade
Para que bate o luar na relva?

Alberto Caeiro

2 comentarios:

  1. El texto es mío, naturalmente, y el maravilloso poema es de Pessoa.

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  2. "Transhumanización"


    Es asombroso, aunque se revise el texto varias veces siempre se escapa ese fantasma de la errata.

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