domingo, 9 de mayo de 2010

Rosario Troncoso

Como el día de la madre, el día del niño o el día de la ternura tendrían que ser todos los días y no por decreto, me apetece publicar uno de los poemas más dulces que he leído en los últimos tiempos dedicados a una madre, este poema es de Rosario Troncoso, una poeta de hoy, valiente, y vulnerable en su ternura como debe ser, como es cualquiera que se quiera llamar humano. Tiene otras muchas cualidades esenciales que van más allá de sus conocimientos(que son muchos en diversas materias) y eso, entre otras cosas, es lo que hace a un poeta digno de su poesía. El poema tiene un son de nana y su ritmo se mece al compás de una melodía innata. Pero observen ustedes mismos:






Rosario Troncoso

A mi madre



Me hiciste los huesos
con besos de mandarinas
y palabras de aceite,
azúcar y pan.


Diste todas
tus jóvenes mañanas
tuyas, propias,
a las mías,
recién amanecidas,
para que tu cariño inagotable
se me grabara en el alma,
nada más abrir los ojos.


Aliviaste mi dolor,
abrazándome fuerte
para que la inercia del mundo
no me llevara tan pronto...


Pero ahora
el tiempo tira de mis manos,
y nos aleja, irremediablemente.

Y tengo miedo...


Cóseme, mamá,
de nuevo, todas las costuras,
con hilo de canciones
con música de viernes,
para que no se abran,
para no romperme.


Y que no me quede sin ti.
Ven a buscarme y arrópame.
Tan sólo tu voz es suficiente.


De su libro Delirios y mareas

1 comentario:

  1. Soy una ingrata por no haberte contestado antes, Verónica,admirada poeta, buena amiga.
    Pero tus palabras hacia mi poesía y mi persona, siempre me emocionan.
    Te tengo presente entre mis poetas de cabecera, y tu Dulcinea en Manhattan ahora está en mi mesilla de noche, junto a un lápiz con el que subrayo frases, imágenes, que me gustan, que me marcan de algún modo.
    Gracias, de todo corazón.
    Un beso enorme.

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