Había una vez una raza de pequeños mamíferos sobre la tierra, coexistían con terribles dinosaurios, el ciego rex de oído temible, los velociraptores que cazaban en pareja, herbívoros inofensivos de pisada letal. Los pequeños mamíferos, ratoncitos de campo, cobayas científicas, etc, adoraban a Mur Muris Bueno Mártir. ¿Por qué? Porque Mur Muris Bueno Mártir, por azar o por necesidad, arrancó el colmillo de un gran dino, aunque después fue aplastado por el gigante. Así que los ratoncitos rezaban y rezaban, y corrían y corrían, y vivían y vivían. Parece que el cielo tuvo piedad (y ellos que corrían y se reproducían, y resistían y resistían ) y envió un gran meteorito. Así que cuando el ratoncito se despertó el dinosaurio ya no estaba allí.
Es lo que contó el Budarratón al Ratoncito Pérez ( cuando éste intentaba en vano que una niña perdiera los dientes ) hablando acerca del camino medio.
V. P.
viernes, 8 de mayo de 2009
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Me ha encantado tu relato, o debería llamarlo micro?
ResponderEliminarMás micro es el de Monterroso, pero ahí va incluido, con variación final deseable.
ResponderEliminarGracias, Salva. Tu revista es estupenda, siempre la leo.