DULCINEA DEJA LA LIRA
Yo amaba a la Lírica
como se ama a una bailarina del Bolshoi.
Por su cuello de cisne,
su cuerpo esbelto
y su mirada altiva.
Pero se acabó el baile y ahora debo
llevar la prosa a cabo
como feliz Aldonza.
Lejos el paraíso de lo etéreo.
Las estrellas del sueño de Huidobro.
Y ese cálido abrazo que me dabas
con diecisiete años.
Dulcinea en Manhattan, Kutxa Ciudad de Irún 2002
sábado, 23 de mayo de 2009
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Verónica, el final ...me parece...muy bonito
ResponderEliminarNo sé porqué. Ahora y siempre habrá gente que comparta tus ideas. Una cosa es el "mundo" y otra es "nuestro mundo" Ha sido así desde hace miles de años y ahora nos vamos a quejar? besos verónica
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