EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES
El humo de las fábricas enturbia el pensamiento
y los ritmos altivos de las estaciones.
Todo comienza como quien se escapa
de un hálito de arterias y deviene
en camisa de fuerza y campo de exterminio.
Los cabellos oscuros
no pueden compararse a las esvásticas.
Es lícito tomar al hombre por la fuerza
y moldear su materia como si fuera mármol.
Es lícito cambiar la alquimia de los seres
que transmutan amándose.
Es lícito, dice la letra que con sangre entra,
vaciar el vaso de la vida,
a cambio de una eternidad de estatua.
He aquí al general, la tumba,
el mausoleo, la estirpe, la calavera.
Lo digo yo, que soy un dios vacío,
y me contemplo en el espejo
de la Laguna Estigia, en el crepúsculo,
donde perros de tres cabezas me defienden.
Que me diese Afrodita el poder del amor,
llegar al fondo del lago oscuro
donde está mi imagen.
Sin horror, sin crimen, sin patria.
Verónica Pedemonte )Cuando Europa era el mundo)
jueves, 14 de mayo de 2009
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