El Parque de los Aliados
El Parque de los Aliados se llama de otro modo.
Los aliados se fueron después de masacrar la hoja.
Hoy, ya nadie se atreve a pronunciar su nombre.
Ese parque servía para tomar el sol,
las hijas de Petersen, de la embajada sueca
dejaban sus melenas platino sobre la hierba.
Tu corazón como un soldado se alistaba
en la banda de los corazones solitarios.
Cruzabas la hierba azul, un pura sangre,
que el tiempo congelaba en la memoria.
Más allá el Hospital Central dictaba cartas
sobre la vida y la muerte desde afilados escalpelos.
Llegabas a la hora de la cena y yo reconstruía para ti
el puzzle misterioso de un hogar.
Ese parque servía, como todos los parques,
como todos los parques sin alianzas,
para decir regreso, después de atravesarlo.
Verónica Pedemonte, Cuando Europa era el mundo
lunes, 25 de mayo de 2009
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