He ido contigo a las carreras,
en el hipódromo, tu caballo
ganaba por dos cabezas,
qué pequeño parece todo
frente a una gran apuesta.
Era el caballo más veloz
que jamás había visto.
Mas de repente bajó la guardia
y le pasó el segundo y el tercero
y hasta el cuarto relinchó con desprecio.
Mientras bajaban las apuestas
yo aún estaba segura,
lo había apostado todo a ese caballo.
En el zoo, Esclavos y libertos, Gerardo Diego 2000
jueves, 18 de junio de 2009
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