Señora D.
La señora D. se aburre
en traje de domingo,
su gran hombre no regresa,
seguro que no es nada,
son los papeles atrasados
que tiene que planchar,
sobre la mesa,
su nueva secretaria.
La señora D.
se ha mirado al espejo
!de repente un hueco!
Se fue a buscar comida rápida,
lo tapó con las joyas,
lo rellenó de almohadas,
lo cubrió con diplomas:
Doctor honoris causa Sr. D.,
pero el hueco seguía.
Muy espantada la señora D.,
en un esfuerzo sobrehumano,
se acordó de su nombre:
Patricia, de soltera.
Y fue llenando el hueco
poco a poco.
De cuento, Esclavos y libertos
jueves, 18 de junio de 2009
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