La señora Miniver
Querías ser la señora Miniver
al calor de la lumbre.
Aquel sombrero de ala ancha
para alcanzar
el vuelo de la mente.
La chimenea ardía
con el fuego de Vesta.
Hoy arden los vestigios.
La rosa de tu nombre se marchita
esperando quizá la primavera.
Miniver es muy poco para tan grandes ojos.
Cuando Europa era el mundo. Las Palmas 2006
jueves, 18 de junio de 2009
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