Puse un poco de yin y otro de yang.
Mucho de vida, casi nada de muerte,
un esfuerzo de héroe americano
bajo el arco dorado del triunfo,
pero todo me salió al revés.
Mucho de muerte, casi nada de vida,
muy poquito de yin y muy poco de yang.
Un héroe muerto en una plaza sola.
Un discurso que no le dije a nadie,
un amor solitario en el espejo,
y una canción de película muda.
En el zoo, Esclavos y libertos, Gerardo Diego 2000
jueves, 18 de junio de 2009
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